Martin Rehák es natural de la extinta Checoslovaquia y, ante todo, un hombre con una rica experiencia como viajero, nómada y talento creativo. Como mimo recorrió buena parte de Europa, además de diferentes zonas de América y África; muchas veces moviéndose en bicicleta. En su tránsito aprendió de los que iba encontrando la suerte del macramé: una artesanía “con la que se puede hacer de todo”, en sus propias palabras. Hoy habita en Salinas del Carmen, y es un apasionado de su trabajo, pero también de poder trasladarlo a los más jóvenes o a los mayores. Comenzó visitando la isla los inviernos y hoy es un majorero más.
La técnica la aprendí viajando cuando pasaba por diferentes países. Conocía gente y no sé: un amigo me enseñó cómo se hacía un nudo, luego otro amigo me enseñó otro diferente… Fue surgiendo así, hasta hoy. Al principio la verdad es que comencé haciendo regalos para las amistades. Con el tiempo empecé a hacer artesanía, a hacer cosas bonitas. ¡Quién iba a pensar que iba a acabar dedicándome a esto! Hoy sigo haciendo todo lo posible para hacerlo bien y para pasarlo bien. A veces incluso más de lo posible.
Antes hacía mimo, para poder viajar y ganar algo de dinero para poder moverme. Recorrí Europa, África y América. Con un velero llegué a cruzar el Atlántico.
Siempre contesto lo mismo: ¡todo el mundo puede hacerlo! Sí es cierto que más de una vez me decían eso de “qué envidia me das”, pero cuando les proponía que les cambiaba mi bicicleta por su casa y su trabajo, enseguida se les pasaban las ganas (risas). La realidad es que todos siempre podemos hacer esto si así lo decidimos.
Me metí en la asociación sobre todo para trabajar en los colegios, con los niños, y con los mayores también. Se trata de enseñar ciertos valores a la gente, además del oficio o lo que podemos hacer. Cuando he participado en estas actividades también intento trasladar que vender una pieza por cincuenta euros cuesta. El público a veces tiene dificultades para entender esto, cuando vivimos en un momento en el que la oferta en el mercado para todo tipo de artículos es tan amplia y se pueden comprar cosas muy baratas, también por internet.
No, en absoluto. Lo digital tampoco creo que sea malo para la artesanía: es una herramienta y quien quiera puede utilizarla de la mejor forma posible. Todos pueden y tienen libertad para relacionarse con todo el mundo en internet.
Se trata de combinar muchos nudos, dejando fluir mi fantasía: se puede hacer de todo con macramé. ¡De todo! Ropa, muebles, utensilios…
Sobre todo me piden bisutería: pulseras, tobilleras… Eso es lo que más se vende. Maceteros también suelo hacer muchos. O tapices para las paredes y el hogar.
Depende de qué material usemos: si empleamos algodón, es súper resistente. Y con abalorios uso encerados: impregnados con cera, que no absorben el agua. Tengo clientes que tienen la misma pulsera desde hace 15 años. ¡Calidad asegurada! A los turistas les digo cuando compran uno de estos artículos que lo tienen asegurado para las siguientes vacaciones. Primero se ríen y luego vienen con la misma pulsera tres o cuatro años después. Cuando ven lo que les dura una pulsera de diez euros, vienen a comprarme más abalorios por cien euros o más. Con el hilo encerado te puedes duchar, y bañarte con agua de mar o piscinas. No hay problema. Hay muchas calidades de hilo, pero yo prefiero pagar más por ello. Tengo que saber que lo que ofrezco es de calidad. Y si pruebo con un material y no me convence el resultado, no lo vuelvo a utilizar.
Tengo que saber que lo que ofrezco es de calidad. Y si pruebo con un material y no me convence el resultado, no lo vuelvo a utilizar.
Me trajeron un reloj con una correa del abuelo, desgastada, que querían sustituir. También me han pedido artículos para incrustar alguna piedra que han visto por ahí. Cinturones, bañadores o bikinis son cosas que me han encargado varias veces. Y hasta correas para los animales: para los burros o los perros, por ejemplo.
Lo viví en casa, como un ermitaño, tirando de los ahorros, al lado del mar y yendo a pescar. Estuve casi un año en el que no toqué apenas los hilos. Ahora, por suerte, con la asociación hemos empezado de nuevo. Y en la asociación muchos, además de compañeros, somos amigos. A cada uno nos afectó de una manera diferente, la verdad.
Ahora, por suerte, con la asociación hemos empezado de nuevo. Y en la asociación muchos, además de compañeros, somos amigos.
El futuro espero que vaya bien. Confío plenamente en que esto va a ir para adelante. Para seguir en lo que me gusta hacer.
Pues los niños y los mayores sí que tienen interés por la artesanía. En residencias, por ejemplo, hemos llegado a ir ocho o nueve veces a lo largo del año, y tengo que decir que trabajar con ellos fue algo muy satisfactorio. En estas sesiones tocamos otro tipo de valores, no es como ir a un mercado a vender, y ya está. Y con los colegios ha sido algo maravilloso. Están atentos, te aplauden, abren la boca de asombro cuando les enseñas algo. Es muy emocionante. Increíble. Es importante que ellos vayan aprendiendo todo esto. La idea ahora es poder seguir con estas actividades por medio del Cabildo y la asociación. Intentar retomar los colegios y también hacer talleres con asociaciones vecinales. Me parece un proyecto muy bonito: para acercarnos a la gente y viceversa.
María
02/12/2021 at 12:24 am¡Grande Martín!. Me encantó tu entrevista.