Decir Marcos José Martínez es lo mismo que mentar la marca ‘De madera y mar’: esto es, una firma muy activa en redes sociales que traslada a sus seguidores el resultado de trabajar con mimo la madera. Sobre todo reciclada, desde luego, como no podía ser de otro modo con un asturiano que llegó buscando unas semanas de relax en Fuerteventura y que, 19 años después, ha acabado instalado en el norte de la isla. Preocupado por el medio ambiente, a gusto en su base de Lajares y seducido por Fuerteventura, Martínez es también el presidente de la Asociación de Artesanos Creativos de Fuerteventura y de la Asociación Cultural Relajarte, la cual organiza diferentes mercados para los artesanos, y el mercado artesanal de Lajares, del cuál Marcos es socio fundador. Además, De Madera y Mar patrocina a Alba Gmedi, campeona de Asturias Sub 18.
Llevaba cinco años en Asturias como tallista y con carnet de artesano. Estaba en un momento en el que quería un poco de paz, sol y tranquilidad, y una de las alumnas que teníamos en el taller era canaria. Le pregunté y me orientó hacia Fuerteventura.
Yo no tenía intención para nada de quedarme: sólo quería pasarme uno o dos meses como mucho, en plan relax. En aquél momento había muchísimo trabajo en la isla, hacían falta trabajadores, y un hotel RIU me ofreció media jornada, cobrando bien y con buenas propinas. Igual, me dije, me pego un añito por aquí a la buena vida. Acepté el trabajo, estuve dos años, y luego pasé un año en mantenimiento en un parque acuático. Y mientras, me preparaba para continuar con mi oficio.
Creo que soy una persona muy sensible, y lo que noté en la isla fue una energía muy pura, muy limpia, muy salvaje, sin la carga emocional de las desgracias y las guerras que ha habido en la vieja Europa. Llegas aquí y notas como un silencio en la cabeza que te atrapa. Eso sí, he visto de todo aquí: hay gente que llega y a la que la isla le atrapa, pero también hay gente que no quiere mirar hacia su interior, y la isla la patea fuera.
Hasta meterme en esto he dado varias vueltas. Estudié para mecánico, pero me di cuenta de que no era mi pasión. Luego me metí a trabajar en las obras, hice el servicio militar y al acabar, en el paro, hice un curso de talla de madera. Se quedó como afición, y luego, con una subvención europea, abrí una academia de Bellas Artes. La tuve cinco años, pero la talla me tiraba: les pasé la tienda a mis padres, y arranqué ya, me saqué mi carnet de artesano, y aquí estoy.
Bueno, tuve un año y medio de formación, con el tallista Nacio Quirós. Luego, la verdad es que mi trabajo en Asturias no tiene nada que ver con lo que hago aquí. Allí eran todo colores oscuros, y una simbología más tradicional. Aquí hay más pintura, mucho color, volcanes… es lo que me inspira la isla.
Los callaos por ejemplo. ¡Los callaos no son piedras! Las piezas que hago con ellos son todas madera. Y en sólo una pieza. Los callaos los saco yo de la madera y luego los pinto de negro.
Trabajo sobre todo con madera reciclada, electricidad solar, barniz ecológico y productos sostenibles. Hace años que intento trabajar sólo con maderas que reciclo. Sobre todo, utilizo palés. Antes usaba maderas que venían del mar, pero ahora me cuesta encontrarlas. Hay ya tanta gente haciendo esto… Pero bueno, así también está más limpio el mar.
Sí, me ofrecí, también un poco porque así lo asumo primero y luego pasará otra persona, que digo yo digo que iremos rotando. Roba mucho, mucho tiempo, hay muchos proyectos, y sobre todo es una responsabilidad, porque representamos a una gente detrás. Eso sí, estamos muy orgullosos de lo que estamos haciendo como colectivo. Y más cosas que seguiremos sacando adelante.
Ahora damos un paso adelante como asociación, y reabrimos tienda física en Betancuria
Hay una parte de la asociación que está muy interesada en promover talleres, y otra, en la promoción de los productos. Ahora damos un paso adelante como asociación, y reabrimos tienda física en Betancuria: era un local que tenían los artesanos, del Cabildo, y con las ayudas que hemos recibido y el nuevo convenio vamos a poder reabrirlo. Pudimos también activar la tienda online en la web.
Esperamos que vaya a más. La verdad es que en mi caso me preocupo bastante en llevar las redes y funciona. Lo importante es que ya la tenemos, y es una plataforma interesante, en la que todos ya estamos ahí.
El norte de Fuerteventura por suerte se salvó gracias a los teletrabajadores y nómadas digitales amantes del surf que fueron viniendo. Pero los artesanos lo pasaron mal tanto en el norte como en el sur al tener los mercados cerrados; yo por mi parte tuve la suerte de que vendía en varias tiendas y conseguí salir adelante.